3 de abril de 2007

El Corredor de fondo



Escribe Allan Sillitoe:
“Es difícil comprenderlo. Sólo sé que quieres correr. Correr sin saber por qué, a través de campos y bosques. La finalidad no es ganar. Aunque los espectadores te animen como locos. Esa es la soledad que siente el corredor de fondo.”
Y tiene toda la razón, absolutamente. La pasión por ese deporte la tengo desde hace muchos años, y aunque a veces las lesiones, y otras las diferentes responsabilidades que vas adquiriendo con el paso del tiempo te impiden dedicarle un rato, al final, siempre aparecen las zapatillas y esa imperiosa necesidad de salir a correr. Ese momento es el que habla Allan Sillitoe, correr y correr con la mente en blanco y a la vez ocupada en ti, en todos los pensamientos que te acechan mientras ves como la carretera retrocede bajo tus pies. Como sientes el silbido del viento en tus oídos junto a un jadeo interminable que te va indicando que llevas en los pulmones aire fresco, inspirando libertad y evadiendo todos y cada uno de tus problemas, sonriendoles con la mirada perdida y la mente fija en la calzada. Cada paso es un nuevo triunfo, cada giro es un avance, una vuelta más, unos metros más, acelerar con la intención de llegar lo más exhausto posible con la última intención de ser libre. Nadie te ve, no importa si llegas antes o después, sólo eres tu, sólo te importa a ti, y por tí es ese esfuerzo.

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