Llevo dos días de paseo por el levante español. Un vuelo a Valencia, un viaje en coche hasta Alicante, y de allí a Murcia nuevamente en coche para volver a Barcelona en avión. Recorrer kilómetros y kilómetros sin apenas disfrutar del paisaje pero sí compartiendo momentos con personas que te permite percibir las diferencias de trato, carácter, formas y maneras de hacer entre las distintas provincias de la geografía española. Cada uno somos como somos, pero es evidente que dependiendo de donde resides el trato humano es un aspecto diferenciador. Hacia el norte la gente es más europea, y por ello más cerrada, más metódica, más organizada. Conforme bajamos la gente cada vez es más abierta, de trato rápido y te otorga una confianza prácticamente inmediata. Creo que ningún extremo es bueno, pero resulta curioso poder observarlo tan sólo recorriendo distancias sumamente cortas, pero el aspecto más humano de cada uno de ellos resalta en cuanto entablas contacto. Lo mejor de todo, rescatar de cada uno de ellos aquéllos valores que aprecias y que para ti son importantes y puedes aprovecharlos, y por tanto, aprender y mejorar.
La boda
Hace 14 años
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