Cuando la luna es una guadaña, cuando al alba, la noche se presenta salada, me paro un instante. Es cuando percibo el rugir de las entrañas, esas que buscan un lugar donde existe un volcán hecho de estremecimientos, de olas imposibles en un mar de agua dulce y salda, donde el vapor sabe a canela y los círculos son el único movimiento posible. Me enervo y siento, escucho, y percibo, sólo el sentir más profundo. Me detengo y tomo el olor del sonido, que me sabe a azahar, por lo que no dudo en salpimentarlo con dama de noche y sólo de un mordisco oigo su sabor...
Y es que parece que los días que se avecinan vendrán con el hambre atrasada!
No hay comentarios:
Publicar un comentario