Tengo una pretensión diaria que me gusta llevar a cabo sin falta, aunque hay días en los que es más fácil y otros mucho más difícil, pero que siempre busco. No es otra que la premisa de enamorarme cada día de algo, de buscar aquella cosa que me haga sentir que la vida vale la pena y que por cosas/situaciones/motivos como esos es por lo que estamos en este mundo y por ello, me gusta al final del día, pensar de qué me he enamorado hoy.
Ayer, como es habitual, estuve recogiendo y verificando que todo estuviera en orden antes de ir a dormir. Así que entré en la habitación del "enano" y me dispuse a taparlo y acomodarlo. Como es habitual en él, estaba de cualquier modo y totalmente destapado, así que lo arropé un poco y le acaricié un poco la frente para ver si tenía calor. Pude ver como mínimamente sonreía al sentir el calor de mi mano y le di un beso en la mejilla. Inmediatamente ese gesto provocó una sonrisa profunda y divertida para volver en décimas de segundo a rendirse al sueño más profundo.
Es increíble la cara de tonto con la que salí de la habitación. Cosas como ésta son las que valen la pena. Una y mil veces. Siempre!
2 comentarios:
En lo mas profundo del sueño, se encuentra la mejor de las premisas, sólo superada por retazos de la realidad que es por lo que vale la pena la lucha, se salpimenta la monotonía, se supera el cansancio y se obtiene una sonrisa regalada, un gesto fugaz que encierra un mundo que vale dos vidas....
Me encanta verte esa cara de tonto casi todas las noches. Àlex tiene suerte de tener al mejor de los padres...
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