9 de febrero de 2011

Generación Nespresso

Hace unos días leí que en la actualidad hacemos cada vez las cosas con mayor celeridad y mantenemos una fiel y firme relación con el reloj. Todo el día estamos pendientes del teléfono, de la agenda y de ajustarnos al máximo en los quehaceres diarios para que nos dé tiempo a todo. Siempre corriendo.
Según Gregorio Marañon, “la rapidez, que es una virtud, engendra un vicio, que es la prisa”. Y siempre tenemos prisa. De ahí que los sociólogos empiecen a hablar de ésta tendencia como la Generación Nespresso. Se trata de una generación en la que prima la efectividad de manera instantánea, y no conseguirlo a la primera nos crea ansiedad. Buscamos la perfección en el menor tiempo posible ya que de esta manera nos podemos dedicar a hacer más cosas. Como ocurre con la firma premium de Nestlé. En cuestión de 30 segundos tienes un café de alta gama sin necesidad de recoger, limpiar, preparar. Es el principio del futuro instantáneo, de la efectividad, de la excelencia.

Como bien dijo Groucho Marx, Paren el mundo que me bajo

4 comentarios:

historiadora dijo...

Es curioso que precisamente tú digas eso, Clooney. La verdad es que tienes razón todo hemos de hacerlo en el menor tiempo posible, optimizando al máximo nuestro tiempo para poder tener mayor franja de ocio en el que hacer cuantas más cosas mejor.

Yo estoy en ese bucle, lo reconozco.

Envidio las personas que son capaces de no hacer nada y no sentirse mal por ello. A las que deciden parar, pensar y hacer algo completamente distinto que les llene el espíritu y no el bolsillo.

De todas maneras no descarto convertirme en una de ellas en el futuro. De hecho me gustaría.

Ya sabes cual es mi sueño de jubilación...

Momo dijo...

En un mundo en el que el 35% de los niños menores de 4 años sufre de estres, hay algo que simplemente no funciona. Nos empeñamos en beber a tragos el tiempo cuando es mejor saborearlo a sorbos. Hay pequeños momentos al día que deberíamos hacer nuestros, tomarnos unos instantes para abrir la cafetera, moler el café poner agua, poner las cucharadas justas de café y esperar a que el fuego se encargue de sacarle el aroma que despierta el sueño de primera hora de la mañana.
Apenas unos minutos que nos pueden dar la vida entera, porque "el verdadero tiempo no se puede medir por el reloj o el calendario".

Bloggerman dijo...

Momo,

¿ya has estado en el manantial?

Momo dijo...

No, estoy tan rodeada de hombres grises que la pobre Casiopea no debe saber ni como llegar hasta mi.

Así que por el momento me divierto arrancándoles los cigarrillos y viendo como se desvanecen sin ellos...