Desde hace un tiempo le doy una y otra vez vueltas al sentido de la responsabilidad que recae sobre cada uno nosotros, o hacemos/sentimos que recaiga sobre nosotros. A veces lo que ocurre a nuestro alrededor, el por qué de ciertas cosas y/o comportamientos cae bajo nuestra responsabilidad, o cargamos subjetivamente con la responsabilidad que aquello conlleva. A veces la responsabilidad no es directa, a menudo es una responsabilidad difusa o repartida entre otros dos, cinco, o entre miles de actores, pero muchas recaen sobre nuestros actos y/o comportamientos de forma clara y directa.
Recuerdo aún a un profesor de ética que siempre nos repetía que el deber implica poder. Y yo le había preguntado más de una vez por la diferenciación entre el deber, el poder y el querer. ¿Somos siempre responsables de ciertos actos y/o comportamientos que debemos, que podemos o que queremos hacer? Él siempre acababa contestando con la misma afirmación: podemos hacer, podemos poder o podemos querer hacer mucho, pero posiblemente no exactamente lo que nos demande nuestro sentimiento de responsabilidad, y sobretodo, jamás lo que puede que nos reclamen otras personas o la sociedad.
Cuando me siento hoy día y pienso sobre ello, me doy cuenta que en parte tiene razón, y que finalmente depende del carácter de cada uno el que cuidemos el medioambiente, que cometamos delitos o que actuemos de una forma concreta con un fin, del que muchas veces no somos conscientes de las consecuencias que acarrea.
1 comentario:
El problema es que en ocasiones puedes, pero no debes, otras veces quieres, pero no debes y la mayor parte del tiempo no quieres, pero debes... así que siempre hay que escoger y parece que Doña responsabilidad siempre deja el querer para otro día y el poder para fortalecer únicamente al deber (y cuentan las leyendas que así se forjan los héroes, o eran los mártires??). En definitiva, como bien dices, cada uno tendrá que decidir si deja la ética para Amador y se vuelca en demostrar aquello de que querer es poder, siguiendo así las, sino sabias, sí viscerales palabras del maestro que nos recordaba "¡mirad cual amistad amistad tendrá con nada, el que en todo es contrario de sí mismo!".
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